domingo, 4 de marzo de 2012

LA FILOSOFÍA EMPIRISTA DE JOHN LOCKE


1.- Vida y obras:

    John Locke (1632-1704) nació en Bristol. Hijo de un funcionario judicial, se educó en su casa hasta que en 1646 ingresó en la Westminster School, donde permaneció hasta 1652, fecha en la que se incorporó a la Universidad de Oxford como alumno de la Christ Church. Acabados sus estudios, fue nombrado profesor de dicha escuela en 1659.
    En Oxford reinaba un escolasticismo por el que Locke sintió aversión, pero la lectura de Descartes le orientó hacia la filosofía. Conoció también allí a Robert Boyle, en cuyo círculo estudió física, química y medicina. Obtuvo el título de médico en 1674 y colaboró con  el médico Robert Sydenham, del que aceptó el fenomenismo, síntesis del empirismo de Bacon y del naturalismo hipocrático.
    Locke fue secretario y médico de Lord Ashley, primer conde de Shaftesbury, defensor de la tolerancia religiosa, de las libertades cívicas individuales, del poder legislativo del Parlamento y fundador del partido whig. Ashley nombró a Locke secretario del Consejo de Comercio y Agricultura. Caído en desgracia Ashley,  Locke volvió a su lectorado de la Christ Church. Su salud delicada le llevó a Francia, donde conoció a Gassendi, cuya filosofía corpuscular adoptó a título de hipótesis. De vuelta a Inglaterra, volvió con Lord Ashley, quien, involucrado en la conjura contra el rey Jaime II, tuvo que huir a Holanda, a donde le siguió Locke, incluido también en una lista de proscritos. Locke volvió a Inglaterra tras la gloriosa revolución de 1688, que instauró a Guillermo de Orange en el trono. Desempeñó el cargo de comisario de Comercio hasta su muerte en 1704.
    Sus obras más importantes son el “Ensayo sobre el entendimiento humano”, “Dos tratados sobre el gobierno civil”, que escribió para justificar la revolución de 1688 y la “Carta sobre la tolerancia”.
        En su obra “Ensayo sobre el entendimiento humano”, Locke se propuso como objetivo investigar:”:…el origen, certeza y alcance del conocimiento humano, así como los fundamentos y grados de la confianza, la opinión y el asentimiento” Introducción.
     Con ello, Locke inició la filosofía crítica moderna como sería practicada después en el siglo XVIII por Kant. Su filosofía no comienza por el Ser, como la filosofía antigua y medieval, sino por el Pensar, senda abierta por Descartes. Locke se propone una investigación psicológica del origen de las ideas de la mente humana, pero también una investigación epistemológica sobre los límites del conocimiento humano y el fundamento de nuestras certezas, así como sobre la distinción entre conocimientos ciertos, probables y opiniones.
    El “Ensayo sobre el entendimiento humano” consta de cuatro partes. En la primera, critica la doctrina de las ideas innatas, en la segunda establece el principio empirista de que todas nuestras ideas proceden de la experiencia, en el tercero se ocupa del lenguaje, de la Semiología o ciencia de los signos y en el cuarto de los límites y de la certeza de nuestros conocimientos.

2.- El empirismo de Locke: origen de las ideas y clases de ideas.
      2.1.- Negación de la existencia de las ideas innatas.  En el Libro I del “Ensayo”, para explicar el conocimiento Locke parte, como Descartes, del Pensamiento, más que del Ser. Se pregunta por el origen de las ideas de nuestra mente.  Como empirista, Locke rechaza la existencia de ideas innatas en la mente humana. Así, según él, no existen ideas innatas ni actualmente (Descartes) ni virtualmente (Leibniz). Para explicar la existencia de ideas en la mente recurre al principio empirista, según el cual todas las ideas de la mente humana proceden de la experiencia  y  al principio de economía, por el que no hay que multiplicar los entes sin necesidad.   No hay, pues ideas innatas  especulativas, como los primeros principios de la lógica, ni ideas innatas éticas, como el Bien. 
         Según el principio empirista, pues, todas las ideas proceden “de la experiencia. Todo nuestro conocimiento descansa sobre ella y deriva, en última instancia, de la misma.” E,2,1,2.
      2.2.- Tipos de experiencia: externa e interna
         Ahora bien, la experiencia es de dos tipos: la experiencia externa y la experiencia interna.
        La experiencia externa se basa en la sensación, es decir en los datos que nos proporcionan los sentidos: “Nuestros sentidos, convergiendo sobre los objetos sensibles, transmiten a la mente varias percepciones distintas de las cosas, según los modos en que tales objetos los afectan…cuando digo que los sentidos transmiten a la mente quiero decir que transmiten a la mente aquello de los objetos externos que produce tales percepciones”. E, 2,1,3; I.
    La experiencia interna se basa en la reflexión, capacidad por la que percibimos nuestras propias operaciones mentales, como percibir, pensar, dudar, sentir o querer.
    Locke distingue entre ideas y cualidades de los objetos. Entiende por idea: “Llamo idea a todo lo que la mente percibe en sí misma como objeto inmediato de percepción, pensamiento o conocimiento; y llamo cualidad del sujeto (objeto) en que radica tal capacidad a la capacidad de producir alguna idea en nuestra mente” E, 2,8,8; I             
    Como se ve, Locke distingue entre las ideas que tenemos de las cosas y de sus cualidades y las cosas de las que tenemos ideas y concibe a las ideas como el objeto inmediato de la percepción, del pensamiento o del conocimiento. De modo que conocemos inmediata y directamente las ideas y conocemos las cosas por mediación de las ideas. Concibe así que el conocimiento es representativo, que el conocimiento es representación de las cosas y de sus cualidades mediante sus ideas en y por la mente. La o las cualidades de las cosas tienen la “capacidad” de producir en nuestra mente sus ideas correspondientes. Locke concibe, pues, implícitamente una relación de causalidad entre las cosas y sus cualidades a las que concibe como causa y sus correspondientes ideas, concebidas como  efectos.

      2.3.- Clasificación de las ideas de la mente: simples y complejas, de sensación y de reflexión.
    Locke clasifica las ideas en diversos tipos según diversos criterios. En primer lugar, por su complejidad, hay ideas simples, como la idea de transparencia, de dureza, de brillante e ideas complejas, como la de diamante, que combina las ideas de  transparencia, dureza y brillantez. Por su procedencia, las ideas simples pueden ser de sensación, originadas en los sentidos, como la idea de color, de calor, de sabor amargo o de reflexión, procedentes de la introspección o reflexión, como las ideas de pensar, percibir, dudar, querer etc… Las ideas pueden proceder, además, de un solo sentido, como el color, el sonido o el sabor (los sensibles propios de Aristóteles) o de varios sentidos, como la forma, el reposo o el movimiento, que percibimos a través de la vista y del tacto. Además, hay ideas, como la de existencia y la de fuerza o poder que percibimos gracias a los sentidos externos, pues percibimos o concebimos cada objeto sensible como existente y a  la reflexión, pues percibimos también la fuerza o capacidad que nos permite mover un brazo. A estas ideas las llamó Descartes “comunes”. Por último,  hay ideas, como las de placer y dolor, que “…entran en la mente por todas las vías de la sensación y de la reflexión” E,2,7,1;2.
    La mente humana es pasiva cuando recibe ideas simples, ya sean de sensación o de reflexión, pues nuestros sentidos nos las imponen queramos o no, pero es activa cuando piensa, combinando  o sintetizando las ideas simples para construir ideas complejas o separando  y  unas ideas simples de otras mediante el análisis. Así, v.g: combinando las ideas simples de blancura, dulzura y solidez construimos la idea compleja de terrón de azúcar.
      2.4.- Clases de ideas complejas: modos, sustancias y relaciones
                Locke distingue tres clases de ideas complejas: los modos, las sustancias y las relaciones.
           2.4.1.- Los modos son “ideas complejas que, aunque son compuestas, no contienen en sí la suposición de que existan por sí mismas, sino que son dependientes de las sustancias o afecciones de las sustancias: a este género pertenecen las ideas representadas por las palabras triángulo, gratitud, asesino etc…” E, 2,12,4;I. Estos modos son ideas complejas, puesto que están formadas respectivamente por tres líneas que cierran un espacio, hombre que mata a otro y sentimiento de deuda a quien nos ha hecho bien, pero, además, se supone que no existen por sí mismas, sino en otro,  a saber, en la mente del geómetra,  en el hombre agradecido o  en el hombre que mata respectivamente.
    Hay dos clases de modos: los modos simples y los modos compuestos o mixtos. Los modos simples son: “variaciones o combinaciones distintas de la misma idea simple sin mezcla de ninguna otra, al revés de lo que ocurre con los modos compuestos, costituidos por ideas simples de varias clases reunidas para formar una compleja” E,2,12,5; I. Son modos simples  son: los números, el espacio, la duración, el movimiento y los colores.
     Los números son modos simples, así el tres surge de repetir tres veces el uno. La idea de espacio procede de los sentidos de la vista y del tacto. Considerado como la distancia entre dos cuerpos se llama distancia. Si se considera la longitud, la anchura y la profundidad se llama capacidad. La idea de espacio común surge de la repetición y adición de la idea simple de espacio. La idea de tiempo procede de la reflexión. Surge de la observación de la  sucesión de las ideas en nuestra mente. La idea de eternidad nace de la repetición ilimitada de cualquier periodo de tiempo, al igual que las ideas de finito e infinito, que se refieren sólo a cosas susceptibles de aumento o disminución  por adición o sustracción, limitada o ilimitadamente.
    Los modos complejos surgen de componer ideas de distinta clase. Así, combinando la idea de forma y color surge la idea de belleza, que es un modo y no una sustancia porque no subsiste en sí misma, sino en alguna cosa. Las ideas de deber y de justicia serían también  modos complejos.
      2.4.2.- La idea compleja de sustancia
            Antes de analizar el origen de la idea compleja de sustancia procede Locke a distinguir tres tipos de cualidades de las cosas: cualidades primarias u originarias, cualidades secundarias y potencias.
               2.4.2.1.- Tipos de cualidades de las sustancias: primarias, secundarias y potencias
    Las cualidades primarias de los cuerpos son ”…aquéllas que son totalmente inseparables de un cuerpo…y de tal naturaleza que las conserva de manera constante en todas las alteraciones y cambios de dicho cuerpo.”  E,2,8,9: I. Además de ser inseparables de los cuerpos, de conservarse en ellos constantemente, Locke añade que nuestros sentidos las encuentran constantemente en ellos, que son modelos realmente existentes en las cosas mismas, que causan o producen ideas simples correspondientes, ideas simples que son semejantes a ellas. Son ideas simples correspondientes a estas cualidades primarias la extensión, la solidez, el reposo, el movimiento y el número.
    Las cualidades secundariasrealmente no son nada en los objetos mismos, sino potencias para producir en nosotros diversas sensaciones por medio de sus cualidades primarias, es decir, por la extensión, la forma y el movimiento de sus partes insensibles” E,2,8,10; I. Son cualidades secundarias los colores, los olores, los sabores, los sonidos etc…
    Las potencias de los cuerpos son las capacidades de estos para producir efectos o cambios de las cualidades de las cosas, como el que tiene el fuego de derretir la cera o de hacer cambiar de color el hierro. Locke asume la teoría corpuscular o atomista de Gassendi y Boyle a título de hipótesis para explicar como se producen en nuestra mente las ideas simples, tanto las correspondientes a las cualidades primarias cuanto las secundarias: “Del mismo modo que se producen en nosotros las ideas de las cualidades originarias, podemos pensar que se producen las de las cualidades secundarias, es decir, por la actuación de partículas insensibles sobre nuestros sentidos…Supongamos, pues, que los diferentes movimientos y formas, volumen, y número de dichas partículas provocan en nosotros cuando afectan a los diversos órganos de los sentidos, esas sensaciones diferentes que nos producen los colores, los olores y los cuerpos” E,2,8,13; I. Así, pues, las  cosas tienen poderes o capacidades para producir efectos, entre ellos  el de afectar a nuestros sentidos y producir modificaciones en ellos que se transmiten a través de los nervios o espíritus animales hasta el cerebro, donde generan nuestras ideas  simples de las cualidades, primarias y secundarias, de las cosas.
    En este punto surge un problema. Si nuestra mente sólo conoce inmediata y directamente las ideas de las cosas, pero no las cosas mismas, ¿ cómo sabemos que existen las cosas? Y ¿cómo  podemos saber que nuestras ideas  simples correspondientes a las cualidades primarias representan fielmente las cualidades primarias, mientras que las ideas simples correspondientes a las cualidades secundarias no lo hacen. G.Berkeley, asumiendo que no tenemos experiencia de la materia, sino sólo de nuestras ideas, concluyó que carece de sentido la distinción cartesiana y lockeana entre ideas correspondientes a las cualidades primarias y secundarias, pues ambas son ideas de nuestra mente, concluyendo que estás no son causadas por las cosas materiales, sino por esa sustancia espiritual infinita que es Dios.
                 2.4.2.2.- Análisis genético-crítico de la idea compleja de sustancia material                         
     Locke analiza la idea compleja de sustancia material desde un punto de vista genético, partiendo de las ideas simples aportadas a nuestra mente por la sensación y por la reflexión. La mente constata que ciertas ideas simples se presentan siempre unidas y al no poder imaginar cómo podrían subsistir por sí mismas, supone que “existe algún substrato donde subsisten y de donde resultan, al cual, por tanto denomina sustancia“. “Por tanto, la idea que tenemos y a la que damos el nombre de sustancia, como no es nada sino el supuesto soporte, pero desconocido, de aquellas cualidades que encontramos que existen y de las que imaginamos que no pueden subsistir sine re substante, sin nada que los soporte, denominamos a este soporte substancia; la cual, según el verdadero sentido de la palabra, significa en nuestro idioma, lo que está debajo o lo que soporta” E,2,3,2; I.
    Así, pues para Locke la idea compleja de sustancia material se refiere a un supuesto soporte desconocido de las cualidades correspondientes a las ideas simples de sensación, que se presentan siempre juntas a nuestra mente. Su existencia es inferida a partir de las ideas simples y del principio de causalidad, por lo que no es una idea clara y distinta como pretendía Descartes. La idea de sustancia es, pues, un mero supuesto. Designa una realidad  desconocida que suponemos que ha de existir como soporte de las cualidades de las cosas. Por lo que, si se  le preguntase a alguien cual es el sujeto que soporta o en el que inhiere el color y éste respondiese que radica en las partes sólidas o extensas y que a éstas subyace, a su vez, como soporte la sustancia, dicha persona sería tan ignorante de la naturaleza de la sustancia como aquel indio que, preguntado por el soporte del mundo, respondió que  dicho soporte era un elefante y que preguntado de nuevo por la base de sustentación del elefante, dijo que era una tortuga y que, preguntado de nuevo por la base en la que se fundamentaba la tortuga, dijo que no lo sabía.
                      2.4.2.3.- Análisis genético-crítico de la idea de sustancia espiritual o alma
    No tenemos una idea más clara de la sustancia espiritual o alma que de la sustancia material. Su origen hay que buscarlo en la reflexión. Como suponemos que las operaciones de la mente como el pensamiento, el razonamiento, la duda, no pueden subsistir por sí mismas y como no aprehendemos de que manera pueden pertenecer al cuerpo o como puede producirlas éste, tendemos a pensar que son las acciones de alguna sustancia a la que damos el nombre de espíritu:
    De ello se deriva  que… una vez que suponemos que existe una sustancia en la que subsiste el pensar, el conocer, el dudar, el poder del movimiento etc, tenemos una noción tan clara de la sustancia del  espíritu como la que poseemos del cuerpo, ya que suponemos que la una es, sin saber lo que es, el substratum de aquellas ideas simples que tomamos del exterior y que la otra pensamos que es, con igual ignorancia de lo que es, de aquéllas operaciones que experimentamos en nuestro interior” E, 3.3.5 ; I .
    La idea de sustancia  espiritual o alma, la idea  que Descartes tenía por la más clara y más distinta, la primera verdad evidente sobre la que Descarte basaba toda su filosofía, es, para Locke, una mera suposición. La inmortalidad del alma, pues, no puede demostrarse y la creencia en ella se basa en la fe y en la Revelación.
                        2.4.2.4.- La idea compleja de Dios
    La idea compleja de Dios se origina en nuestra mente  mediante la combinación efectuada por nuestra mente de una colección de ideas simples de reflexión a las que nuestra mente amplifica y magnifica hasta elevarlas a la infinitud. Es así como, aunque Dios es simple, le atribuimos a esa sustancia infinita y desconocida a la que llamamos Dios las cualidades de la existencia, la duración infinita (eternidad), omnisciencia, omnipotencia etc… “Porque si examinamos la idea que tenemos del Ser Supremo e incomprensible, veremos que las adquirimos de la misma manera que las ideas complejas que poseemos. Tanto la idea de Dios como la de los espíritus separados, están formadas por esas ideas simples que recibimos de la reflexión; por ejemplo, tras haber adquirido las ideas de existencia y de duración a partir de lo que experimentamos en nosotros mismos; o de conocimiento y de potencia; de placer y felicidad y de aquellas cualidades y potencias, las cuales es mejor tenerlas que carecer de ellas; o cuando queremos hacernos una idea, la más adecuada que podemos sobre el Ser Supremo, ampliamos cada una de aquellas ideas con la idea de infinitud, de manera que poniéndolas todas juntas formamos nuestra idea compleja de Dios” E, 2,23, I
    Locke cree poder demostrar la existencia de Dios a partir del conocimiento intuitivo, claro y distinto de la propia existencia. Pero como de la propia existencia no se deduce directamente la existencia de Dios, Locke añade otras dos premisas, también evidentes por intuitivas: “que la simple nada no puede producir nada real” y que yo no soy eterno. Así, pues, como sé que existo, que no existo desde la eternidad y que de la nada nada sale, debe existir un ser que exista desde la eternidad, y que me haya creado. Ese ser no puede ser otro que Dios.
     Añade nuestro autor, siguiendo en ello a Descartes “que tenemos un conocimiento más cierto de la existencia de Dios que de la de cualquier otra cosa que esté fuera de nosotros” E, 4,10,6; II
         2.4.3.- La idea compleja de relación: las relaciones de causalidad y de identidad
   Las ideas de relaciones son también, junto a las de modos y sustancias, ideas complejas Surgen de la comparación efectuada por nuestra mente de dos entes o de dos ideas o de una cosa consigo misma en dos momentos distintos del tiempo.  Más interesado por el problema psicológico del origen de las ideas de relación que por el problema ontológico, concluye que las  ideas de relaciones son puramente mentales   “:…la relación es una manera de comparar o considerar dos cosas juntas, dando a una de ellas o a ambas alguna apelación a partir de esa comparación y algunas veces dando una denominación incluso a la misma relación”  E, 2,25,7;I.
    Establece también explícitamente que una relación “no está contenida en la existencia real de las cosas, sino que es algo extraño a la misma y sobreinducido” E,2,25,7;I. Dice que no pueden existir ideas de relaciones que estén en desacuerdo con las cosas mismas, ya que la relación es un modo de considerar juntas o comparar dos cosas, por lo que, se trata de “una idea de mi propia actividad”.  Las relaciones son externas a los términos o ideas relacionados. Hay términos que expresan relaciones explícitas entre ideas, como “padre”, “marido”, “mayor que”, “igual a” y términos que expresan relaciones implícitas como “viejo”, “perfecto” etc… Añade que pueden cambiar las relaciones sin que por ello cambien las cosas relacionadas. Así, una cosa A, que era grande cuando se la comparaba con B, es pequeña cuando se la compara con C y que todas las cosas pueden ser comparadas con todas las demás, de modo que un sujeto puede ser padre, hijo, marido, tío etc…
    Especial importancia reviste la relación de causalidad, que también procede de la experiencia, es decir, de la observación de que: “varias cualidades y sustancias particulares empiezan a existir y que reciben su existencia de la debida aplicación y operación de algún otro ser” E, 2,26,1. Por ello, llamamos causa a:”Aquello que produce cualquier idea simple o compleja es denotado por el nombre general de causa y aquello que es producido, por el de efecto” E, 2,26,1;I. Así, al observar que la cera, de sólida se convierte en líquida cuando se le aplica calor, llamamos a la idea simple de calor causa de la fluidez de la cera y a esta efecto de aquel o llamamos al fuego causa de la conversión de la madera en cenizas, ambas ideas complejas.
        Con Locke se inicia, pues, el paso de una concepción analítica de la causalidad, en la que se consideraba como una relación racional de deductibilidad del efecto a partir de la causa, a una concepción sintética, donde la causa y el efecto están unidos por un vínculo sobreañadido que permanece exterior a sus términos. Se inicia con él el cambio del concepto de causalidad como una relación interna, característica del racionalismo, según el cual la causa es concebida como razón, a un nuevo concepto de causalidad para el cual la causalidad es una relación externa, establecida por la mente, que culminará en Hume y en Kant, como dice F.Alquie 
    Locke analiza también la relación de identidad y diversidad. Supone que la identidad es una relación que surge de comparar o de relacionar una cosa consigo misma o con otras.
    La identidad dependerá de la naturaleza de las cosas a las que se aplica.  La identidad de una masa de materia consistirá en la cohesión de sus partes y de la forma en la que estén unidas.
    La identidad de las plantas depende de la organización de sus partes constitutivas en un cuerpo coherente que participa de una vida común. La identidad de los animales, semejante a la de las plantas y parecida a la de las máquinas, depende de la organización de las partes para contribuir al fin de la conservación de la vida. La diferencia de los animales y las máquinas, que siguen siendo las mismas aunque se les sustituya una pieza, radica en que mientras a éstas el movimiento les viene de fuera, a aquéllos les viene de dentro. En el caso del hombre, la identidad radica en la participación  en la misma vida continuada de partículas de materia en sucesión, que cambian constantemente, pero están unidas vitalmente en un cuerpo organizado. Un hombre es el mismo cuando hay una continuidad corporal, cualquiera que sean los cambios psicológicos que experimente.
    La identidad personal radica, para Locke en la conciencia. Define a la persona como “un ser pensante, inteligente, dotado de razón y reflexión, que puede considerarse como el mismo ente pensante en distintos momentos y lugares”.E,2,27,11 I. “La identidad personal  alcanza a cuanto la conciencia puede extenderse retrospectivamente hacia acciones y pensamientos” E,2,27.11; I.  De un mismo hombre, es decir, un hombre en el que hay continuidad corporal a lo largo de su vida, si tuviera en el momento t1 una conciencia distinta e incomunicable y en el tiempo t2 otra conciencia distinta e incomunicable con la primera, no podríamos decir que es la misma persona, razón por la cual las leyes no condenan  a una persona cuerda que cometió un crimen en estado de alienación.
      3.- El lenguaje: el nominalismo de Locke
           3.1.- Lenguaje
    En el libro III, analiza Locke el lenguaje como vínculo social, y medio de conocimiento y de comunicación. Nos dice allí que Dios creó al hombre como una criatura sociable, dándole el lenguaje como instrumento y vínculo de la sociedad. A diferencia de los loros, el hombre usa las palabras como “signos de las concepciones internas… como señales de las ideas alojadas en la mente, de tal manera que los pensamientos de las mentes de los hombres se comunicaran de unas a otras” E, 3,1,2; III
    Las palabras son signos de las ideas, no de las cosas y las ideas, que son los objetos inmediatos del pensamiento, son signos que representan a las cosas (representacionismo lockeano). Pero para que las palabras sean útiles para articular el pensamiento y como medio de comunicación, no es suficiente que sean signos de las ideas, sino que esos signos se usen para designar clases de cosas particulares. Así, frente a los términos particulares, que designan ideas particulares, los términos o palabras generales designan ideas generales. Las palabras son signos sensibles de las ideas, que son invisibles. Mediante ellas comunicamos a otros nuestros pensamientos. Las ideas son los significados de las palabras, que son sus significantes. Las ideas son los signos naturales de las cosas. Las palabras que las designan son signos artificiales y convencionales de las cosas, en caso contrario, sólo habría una lengua y no muchas. Los hombres usan el lenguaje para registrar sus ideas, auxiliando así a su memoria y para comunicarlas a los demás hombres, asumiendo que las mismas palabras significan para los demás hombres las mismas ideas, cosa que no siempre es así.
                3.2.- Nominalismo lockeano
    Locke asume una ontología nominalista según la cual “Siendo particulares todas las cosas existentes, tal vez sería razonable el considerar que las palabras, que deben conformarse a las cosas, también lo sean, sin embargo, la mayor parte de las palabras que forman todos los lenguajes son términos generales, lo cual no es negligencia, sino razonable y necesario” E, 3,III,1. Como para Ockam, para Locke  lo que existe realmente es lo particular, pero no puede haber una palabra para cada cosa particular, por ello el lenguaje, además de los nombres propios que designan las cosas particulares, consta de nombres comunes o generales, que designan clases de cosas.
        Las palabras generales no significan una cosa particular o varias cosas particulares sino clases de cosas, pues son signos de las ideas abstractas de nuestra mente. Estas surgen en nuestra mente cuando despojamos a las ideas correspondientes a los objetos singulares de sus rasgos particulares. De ahí se deduce que las esencias de las diversas clases o de las especies de cosas no son sino ideas abstractas construidas por nuestra mente, cuya función es la clasificación de las cosas particulares. Pero aunque las ideas generales son las esencias de las diversas clases o especies de cosas y son construidas por nuestro entendimiento, tienen un fundamento real en la similitud de las cosas, pues la naturaleza, al producir  a éstas, hace a muchas de ellas semejantes, lo que se evidencia en las razas animales y en los seres que se reproducen por simientes.
               3.3.- Esencias reales y nominales
    Locke distingue, pues, dos  significaciones de la palabra “esencia”: las esencias reales y las nominales. Las esencias reales  de las cosas designan aquello en virtud de lo cual algo es lo que es, es decir, la constitución interna de las cosas o sustancias, generalmente desconocida, pero de la que dependen las cualidades de las que tenemos experiencia y pueden descubrirse. Las esencias nominales designan a las construcciones de nuestro entendimiento que son las ideas generales de los géneros y de las especies.
    Acerca de las esencias reales de las sustancias corporales hay dos opiniones, nos dice Locke. La primera, escolástica (platónico-aristotélica), que usa la palabra “esencia” sin saber para qué, suponiendo un cierto número de esencias según las cuales están hechas todas las cosas naturales y en las que participan de manera exacta cada una de esas cosas para llegar a ser de tal o cual especie y la segunda, más racional, que considera que todas las cosas tienen una constitución real, pero desconocida, de sus partes insensibles constituyentes, de las que fluyen las cualidades sensibles que sirven para distinguir las unas de las otras. Esta es la opinión de Locke.   
        Las ideas simples, verdaderos átomos del pensamiento, se adquieren mediante la experiencia. Son indefinibles lingüísticamente, a diferencia de las ideas complejas, que pueden definirse mediante las palabras que designan las ideas simples. Mediante las palabras que designan las ideas simples podemos definir o expresar las esencias nominales de las cosas.
    Además de las palabras que designan clases de cosas, el lenguaje consta de palabras como “es” y “no es”, que nos permiten unir las palabras generales y construir juicios, que ya pueden ser verdaderos o falsos, y de preposiciones  y de conjunciones que nos sirven para precisar nuestras ideas y para unir unas proposiciones con otras. 
      4.- Epistemología o teoría del conocimiento
       La epistemología o teoría del conocimiento de Locke analiza los distintos tipos de conocimientos, su grado de certeza y sus límites. Locke oscila, como dice Copleston, entre una concepción “realista del conocimiento, según la cual el objeto del conocimiento son las cosas y otra “representacionista”, que considera que, si los objetos inmediatos de nuestro pensamiento son las ideas, nuestro conocimiento versaría sólo sobre ellas, aunque en su pensamiento predomina el representacionismo.
    “El conocimiento, nos dice Locke, no es sino la percepción del acuerdo y la conexión o del desacuerdo y el rechazo entre cualesquiera de nuestras ideas, en esto consiste solamente” E, 4,1,1,1,II.
        Pese a su punto de partida empirista, Locke adopta, en su análisis de los grados del conocimiento una perspectiva racionalista cercana al ideal del conocimiento cierto propugnado por Descartes: el conocimiento matemático. Éste  está relacionado con el conocimiento de las relaciones de identidad y diversidad  de las ideas y con el conocimiento de las relaciones entre las ideas de los modos y se basa, como en Descartes, en la intuición y en la deducción o demostración.
    Por intuición “ la mente percibe el acuerdo o desacuerdo de dos ideas de un modo inmediato y por sí misma, sin la intervención de ninguna otra” E,4,2,1,II. Por intuición conocemos que un círculo no es un cuadrado, que tres son más de dos etc. La intuición es el conocimiento inmediato de la conexión entre dos ideas. Es el conocimiento más cierto, más evidente, más claro y más distinto, no susceptible de demostración, aunque toda demostración depende de él.
    Por demostración o deducción, el segundo grado del conocimiento, entiende Locke:…aquel en que la mente percibe el acuerdo o desacuerdo de cualquier idea, pero no inmediatamente” E,4,2,2;II. El conocimiento demostrativo exige encontrar la o las ideas intermedias que conectan entre sí dos ideas. No es tan fácil y evidente como el conocimiento intuitivo, aunque en última instancia se reduce a él, pues, como decía Descartes, una demostración supone la intuición sucesiva de las conexiones entre las ideas. Las diferencias entre la intuición y la demostración radican, como decía Descartes, en que la duda siempre precede a la conclusión, el conocimiento demostrativo no es tan evidente como el intuitivo y en que cada paso en una demostración requiere una evidencia intuitiva, por lo que la conclusión depende de la memoria.
    Además del conocimiento cierto de las matemáticas, basado en la intuición y en la deducción, Locke añade el conocimiento sensible  que, aunque no proporciona un grado de certeza como el racional, nos permite conocer, más allá de todas las dudas escéptica, la existencia de las cosas y sus cualidades fenoménicas.
    En lo que respecta al límite de nuestro conocimiento, Locke sostiene que podemos conocer en cuanto podemos tener ideas, por lo que el conocimiento intuitivo de “identidad y diversidad” no se extiende a todas las relaciones de todas nuestras ideas, e igual ocurre con el conocimiento demostrativo, porque no siempre podemos encontrar inmediatamente las ideas intermedias que nos permitiesen conectar dos ideas dadas.  Las matemáticas, basadas en la intuición  de principios evidentes y en la deducción a partir de ellos, proporciona conocimientos ciertos, universales y necesarios, por no tratar sobre la realidad. Las ciencias naturales (la física de Newton) basadas en el  conocimiento sensible  nos proporciona un conocimiento más estrecho, pues “no va más allá de la existencia de las cosas que actualmente están presentes ante nuestros sentidos” y el conocimiento de la coexistencia es también limitado, porque no captamos la conexión necesaria entre las ideas que se presentan juntas, aunque nuestro conocimiento de ellas puede aumentar con la experiencia. Las ciencias de la naturaleza, al estar basadas en la experiencia sólo pueden proporcionar, pues conocimientos probables, pero nunca necesarios.
    Locke añade a los anteriores tipos de conocimiento el basado en la fe y la revelación divina, que nos proporciona certidumbre de la verdad de las doctrinas reveladas, que no han de ser contrarias a la razón, como la doctrina de la transustanciación.
      5.- La ética y las leyes
    En la ética, Locke también admitió el principio empirista, por lo que tampoco hay ideas morales innatas, sino que también proceden de la experiencia externa o interna, de las ideas simples de sensación o de reflexión.
    Locke define el bien y el mal por referencia al placer y al dolor. Bueno es lo que nos produce placer mental o corporal, malo es lo que nos produce displacer. El bien moral es la conformidad de nuestras acciones voluntarias con determinada ley por la que el placer aumenta para nosotros de acuerdo con la voluntad del legislador.
     Locke distingue tres tipos de ley : la ley divina, la ley civil y la ley de la opinión. La ley divina es la ley establecida por Dios para los hombres. Éstos la pueden conocer por la “luz natural” de la razón o por revelación y deducir a partir de ella todas las consecuencias morales. La ley divina es el criterio último para juzgar las acciones humanas. La ley civil es la que dicta el legislador y la ley de  la opinión es la que establece la sociedad consensuadamente. En caso de conflicto entre ellas, debe prevalecer la ley divina, accesible a la razón y fundamento último de las leyes  y los derechos naturales, ideas obtenidas de Hooker.
      6.- La política: el liberalismo político de Locke
    En su obra “Dos tratados sobre el gobierno civil”, expone Locke su concepción del liberalismo político. Critica en ellas la teoría absolutista del derecho divino de los reyes, según la cual “los hombres no son libres por naturaleza”, por lo que el monarca tiene derecho al poder absoluto.
    Como Hooker, Hobbes y otros teóricos iusnaturalistas, Locke postuló para explicar el origen de la sociedad y del Estado un estado de naturaleza anterior a la organización social y política de los hombres :“El Estado de naturaleza, para hablar con propiedad, se caracterizaba porque los hombres viven junto según la razón, sin que haya en la tierra un superior común para dirimir los conflictos entre ellos” T,3,19. Pero el estado de naturaleza postulado por Locke, no es el estado de guerra de todos contra todos que imaginó Hobbes, sino un lugar en el que los hombres, libres e iguales, viven con arreglo a la ley natural, que impera que “ningún hombre debe dañar a otro en lo que atañe a su vida, salud, libertad y posesiones” E. II,6.
    Esta ley natural que es accesible a los hombres a través de las luces naturales de su razón, les garantiza a estos los derechos naturales a la vida, a la libertad, a la igualdad,  a la propiedad, a la seguridad en el disfrute de su vida y de su propiedad, y a la felicidad. Sin embargo, la  inclinación natural a la autopreferencia egoista y la ausencia de una autoridad  superior que pueda mediar en los conflictos entre las personas, por lo que cada uno puede convertirse en juez y castigar a los transgresores de la ley natural, crea en el idílico estado de naturaleza una situación de potencial enfrentamiento entre los hombres, que los mueve a abandonar el estado de naturaleza y a organizarse social y políticamente por medio de dos pactos o contratos sociales sucesivos, el primero de los cuales funda la sociedad civil y el segundo el Estado.
    Este Estado, constituido mediante un pacto, se legitima por su origen contractual, por  garantízar  los derechos naturales (derecho a la vida, a la seguridad, a la libertad, a la propiedad) de los socios y por su carácter de juez imparcial mediador en los conflictos surgidos en la sociedad civil. De esta teoría contractualista del origen del Estado se deduce que la monarquía tradicional de derecho divino, no originada en un contrato social, parcial y al servicio de las ambiciones y el lujo del monarca, queda radicalmente deslegitimada, al devolver a los hombres al Estado de naturaleza.
      Precisamente porque el Estado tiene su origen  en un contrato social, Locke concede a los ciudadanos el derecho a la rebelión contra el Estado y los gobernantes, cuando estos no cumplan la función para la que fueron elegidos, la de mediar imparcialmente en los conflictos y garantizar los derechos naturales.
     Como liberal, Locke propugnó el gobierno representativo y la división de poderes del Estado. El gobierno ha de ser elegido,apoyado y/o revocado por la mayoría de los ciudadanos. Los ciudadanos deben elegir a sus representantes para formar una Asamblea Legislativa electa. Para la elección del gobierno debe haber elecciones periódicas y frecuentes a las que concurrirán los ciudadanos. Sin embargo, Locke no pensó en un sufragio universal, sino censitario, limitado a los hombres que, por encontrarse por encima del estado de indigencia, puedan elevarse a ciudadanos imparciales preocupados por los intereses generales. Propuso, pues, de hecho un sufragio censitario masculino y estableció la  edad de voto en los veintiún años.
    Defendió también la división de poderes del Estado, concibiéndola como la garantía de los derechos naturales y como medio para impedir el abuso de poder al que los hombres están inclinados por naturaleza. Frente a la posterior división de los poderes del Estado de Montesquieu en legislativo, ejecutivo y judicial, Locke distinguió entre el poder legislativo, residente en la Asamblea Legislativa, elegida por los ciudadanos mediante elecciones periódicas y frecuentes y encargado de hacer las leyes, que debe estar separado  de los otros poderes, el poder ejecutivo o gubernamental, en el que Locke, a diferencia de Montesquieu, incluía el poder judicial y el poder federativo, encargado de las relaciones exteriores del Estado, más tarde integrado en el poder ejecutivo.        
      En su “Carta sobre la tolerancia”, Locke defiende la tolerancia religiosa, es decir, defiende que el Estado debería respetar la libertad de conciencia de los ciudadanos, permitiéndoles profesar la religión que prefieran: ”Más aún, si tenemos que decir abiertamente la verdad y lo que conviene a las relaciones humanas, ni los paganos, ni los mahometanos, ni los judíos deberían ser excluidos del Estado por motivos religiosos” C.T. 
      Sin embargo, para nuestro piadoso autor la tolerancia tiene un límite. No se debería ser tolerante con las religiones intolerantes, entre las que Locke contaba a la católica, a cuyos miembros consideraba representantes de un Estado extranjero, ni con los ateos: “No deben ser de ninguna forma tolerados aquellos que niegan la existencia de una divinidad. Efectivamente, ni una promesa, ni un pacto, ni un juramento, todas esas cosas que constituyen los vínculos de la sociedad, si provienen de un ateo, pueden constituir algo estable y sagrado: eliminando a Dios, aunque sólo sea con el pensamiento, todas esas cosas se disuelven” C.T.

1 comentario:

  1. Buenas noches,
    Podria usted responderme de forma simple a esta pregunta?
    Muchas gracias

    LOCKE (Idea de sustancia)
    Si la sustancia no es más que un supuesto soporte de ideas simples como el color, el olor, el gusto, etc. ¿por qué razón la identidad no se entiende como un supuesto estado mental como sería el pienso, existo, dudo…?

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