Se entiende
por Ilustración el movimiento cultural que aconteció en la Europa de los siglos XVII y
XVIII en el marco sociopolítico del Antiguo Régimen y del desarrollo de la
sociedad burguesa y capitalista. Los
filósofos y pensadores ilustrados, pertenecientes a la burguesía ascendente, criticaron
la sociedad estamental, el mercantilismo y
la monarquía absoluta, así como sus legitimaciones religiosas y metafísicas, contribuyendo con sus críticas
a la agitación cultural y política que promovió
las revoluciones liberales.
Los orígenes
remotos de la Ilustración
pueden retrotraerse a la crítica
racional de las concepciones mitológicas vigentes en la Grecia arcaica realizadas
por los filósofos presocráticos y sofistas, en especial a Protágoras con su
doctrina del homo mensura, que hacía del hombre el fundamento de la vida
social, a Sócrates y a su crítica
racional de los prejuicios y, ya en la Edad Moderna , a los artífices de la nueva ciencia
renacentista, Copérnico, Galileo y a Descartes, defensor de la “luz natural de
la razón”, común a todos los hombres.
Desde
Inglaterra, la Ilustración
se extendió a Francia, donde los filósofos ilustrados Voltaire, Diderot, D´
Alembert y Rousseau, partícipes del gran
proyecto editorial de la
Enciclopedia , contribuyeron a las transformaciones
socioculturales que condujeron a y prepararon la Revolución Francesa
de 1789 y desde Francia pasó al resto de los países europeos y a Alemania,
donde con Wolff y Kant, la
Ilustración (Aufklärung) se caracterizó por el análisis de la Razón y en Kant por la
crítica de la metafísica.
Desde
Descartes, los ilustrados europeos concebirán metafóricamente a la Razón como una luz, la “luz
natural de la razón” de Descartes, que disipará lo que Diderot llamaba los
“centros de tinieblas”: los prejuicios, el oscurantismo y la superstición de
los defensores del privilegio y de la tiranía del Antiguo Régimen, basado, como
decía el Marqués de Sade, uno de los ilustrados franceses más radicales, en la
“alianza entre el trono y el altar”. Esa es la razón por la que se conoce al
siglo XVIII como la edad de la razón y el “siglo de las luces”, por la
optimista creencia en el triunfo final de la luz de la Razón ante la oscuridad de
la ignorancia, de la superstición y de los prejuicios que mantienen al hombre
en una situación de servidumbre y de minoría de edad.
CONCEPCIÓN
ILUSTRADA DE LA RAZÓN
Kant definió
la Ilustración
en los siguientes términos: “La Ilustración consiste
en el hecho por el cual el hombre sale de la minoría de edad. El mismo es
culpable de ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del
propio entendimiento sin la conducción de otro. Uno mismo es culpable de esa
minoría de edad, cuando la causa de ella no yace en un defecto del
entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con
independencia de él, sin la conducción de otros. ¡ Sapere aude”: Ten valor de
servirte de tu propio entendimiento. He aquí la divisa de la Ilustración ”. Kant. ¿Qué es la Ilustración ?.
Kant
relaciona la Ilustración
con el abandono de la infancia y el ingreso en la mayoría de edad, en la que el
hombre ha de convertirse en un ser autónomo y responsable y dejar de conducirse como un
niño, obediente a las órdenes y leyes que recibe de los adultos. La Ilustración consiste
en la autonomía de la razón, en
tener el valor de pensar por sí mismo, de usar la propia razón para someter la
realidad a un análisis racional para comprobar si es o no racional y erradicar
los aspectos irracionales que existan en ella.
Pero Kant,
como los ilustrados en general, concibe la Razón como una realidad metafísica y ahistórica.
Pues cree que la razón es una y la misma para todos los hombres, independientemente de la época
histórica en la que hayan vivido y de la sociedad y de la cultura a la que
pertenezcan. Cree, además, que la esencia de la razón es racional. Estas creencias ilustradas serán criticadas por el historicismo decimonónico, que
resaltará los cambios históricos que experimenta la Razón , por el relativismo cultural de la antropología
cultural, que subrayará que lo que se entiende por racional es distinto en las
diferentes culturas y por el psicoanálisis
freudiano, que señalará las raíces irracionales e inconscientes de la razón.
La
razón ilustrada es crítica. Crítica
de los prejuicios y opiniones falsas que imposibilitan,
obstaculizan o deforman el conocimiento de la realidad. Crítica de la revelación, es decir, de la pretensión
dogmática de que la Biblia
fue revelada directamente a sus escritores por el Espíritu Santo ( Lessing). Crítica
de la ilusión religiosa, cuyo
antropomorfismo revelan Hume, Feuerbach y Marx, y cuya utilidad para el control
social recuerdan Sade, Max y Nietzsche. Crítica de la metafísica, desarrollada por el empirismo inglés, en especial por
Hume y después por Kant. Crítica política teocrática de la monarquía
absoluta y de sus legitimaciones ideológicas. Pero también y fundamentalmente,
crítica del orden social estamental,
que privilegiaba a la nobleza y al clero en detrimento del tercer estado, la
burguesía, que considerándolo irracional e injusto, reivindicó un nuevo orden social basado en los ideales
de la razón: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
La razón ilustrada es utópica, persigue el ideal de la realización de la Razón en la sociedad y en la
historia, tras la crítica destructiva de los obstáculos institucionales e ideológicos que impiden el avance de las
Luces. Los ilustrados están persuadidos
del carácter ineluctable y necesario del triunfo de la Razón.
La razón ilustrada es progresista, cree piadosamente en que el sentido de la historia es
la realización de la Verdad , del Bien y de la Felicidad del género
humano en la Historia ,
objetivos que se lograrán gracias al desarrollo de la ciencia y de la técnica, que
mejorará gradual e ininterrumpidamente de las condiciones de vida materiales y morales de la Humanidad y aumentará la
felicidad del género humano en este
mundo. Rousseau constituye una excepción entre los ilustrados en lo que
respecta a la creencia en el progreso, pues mantuvo la tesis de que el progreso
de las artes y las ciencias, lejos de haber purificado las costumbres y de
haber hecho mejores a los hombres, no ha extendido sino el vicio, la
hipocresía, la alienación del hombre de la naturaleza y el progreso de la
desigualdad y de la tiranía.
La razón
ilustrada procede en el curso de la modernidad a efectuar un proceso de secularización de la cultura
europea, un proceso de transferencia de
sacralidad de Dios al Hombre, que sustituirá gradualmente al teocentrismo por
el antropocentrismo, la concepción providencialista de la historia por la concepción
progresista de la historia, la teocracia por la democracia, el teismo por el deísmo y que culminará con
el anuncio de la muerte de Dios por el ateo Nietzsche.
Con el desarrollo del proceso de modernización
y de racionalización de la realidad social y cultural que tiene lugar en la
modernidad, se pasa del teocentrismo , que
sitúa a Dios en el centro de la realidad natural, social e histórica al naturalismo
antropocéntrico, que sustituye a Dios por la Naturaleza y por el
Hombre.
Se produce una secularización de la filosofía de la Historia.
La creencia cristiana
en el sentido redentor y salvador de la Historia garantizado por la Providencia divina,
cede paso gradualmente a la creencia
ilustrada en la idea de Progreso, que espera y confía en la realización del
Reino de Dios no en el más allá celestial, sino en el más acá terrenal de la Historia.
Tiene lugar también una secularización de la legitimación ideológica del poder
político, que de teocrática, el
poder procede de Dios y el soberano lo
ejerce en su nombre, pasa a ser democrática, el poder procede del
pueblo y el soberano lo ejerce por delegación popular.
EL IDEALISMO TRASCENDENTAL DE EMMANUEL KANT
1.- VIDA Y OBRAS
Con Kant, filósofo alemán nacido en la ciudad prusiana
de Königsberg en el año 1724 y muerto en 1804, culmina la filosofía ilustrada
alemana. De familia humilde, pietista, austero, soltero, provinciano ( Kant no
abandonó nunca su ciudad natal Königsberg) y sin embargo cosmopolita, Kant fue
profesor de la
Universidad Königsberg. Estuvo profundamente influido por los
ideales de la ilustración y sintió una simpatía profunda por los ideales de la
independencia norteamericana y de la Revolución francesa. Pacifista y antimilitarista
convencido, escribió una obra titulada “La paz perpetua”, en la que propuso la
creación de una organización internacional que garantizase la paz y el respeto
al derecho internacional, que se considera un antecedente de la O.N .U.
En sus obras
se distingue un periodo precrítico,
en el que estuvo influido por el racionalismo de Leibniz y Wolff y un periodo crítico, en el que se percibe
la influencia del empirismo de Hume, de quien dijo Kant que le despertó del
sueño dogmático racionalista en el que le sumió durante su juventud la influencia de la filosofía
racionalista. A este periodo crítico pertenecen sus obras más célebres: “La
crítica de la razón pura” (1781), “La crítica de la razón práctica” (1788) y “La Crítica del juicio”
(1790).
2.- SENTIDO DE SU FILOSOFÍA:
CONCEPTO MUNDANO Y ACADÉMICO DE FILOSOFÍA
La obra filosófica de Kant estuvo motivada por la situación de falta de
libertad y de minoría de edad que el diagnosticó en la Alemania y en la Europa de su época y por la
situación en que se encontraba en ella la filosofía y la razón. Según Kant, a la
razón le incumbía la tarea de someter a
crítica a la propia razón, debido a las diversas interpretaciones de la misma
que existían en su época:
Por una parte, el dogmatismo racionalista, concebía a la razón como el instrumento mediante
el cual el hombre, a priori,
independientemente de la experiencia, podía conocer, basándose en la
intuición intelectual y la deducción racional, la totalidad de la realidad: el Alma,
Dios y el Mundo, como propuso Descartes.
Por otra, la concepción empirista y positivista de la razón, había conducido,
con Hume, al escepticismo, pues,
según el autor escocés, no se podía conocer ni el Alma, ni a Dios por carecer de experiencia de dichas
realidades y sólo se podía tener un conocimiento probable de la naturaleza, del
Mundo material.
Por último, a
estas concepciones, se añadía el irracionalismo,
de autores como Johann Georg Hamann (1730-1788) y Friedrich Heinrich Jacobi (
1722-1829), que negaban el valor de la razón como instrumento para el conocimiento
de la realidad, a la vez que sobrevaloraban el sentimiento y la fe mística.
Kant
diagnosticó, además, que la sociedad de
su época se caracterizaba por la falta de libertad y consideró necesario
someter a las instituciones y a las relaciones sociales vigentes en su sociedad
a un proceso de crítica racional que removiese los obstáculos que impedían la
realización de la libertad y el triunfo de la razón. Por ello, Kant consideró
la ilustración, el fomento de las luces y de la razón, como el medio para hacer progresar la libertad y la
igualdad, pero también como meta del proceso histórico. La ilustración será
para él el motor, la meta y la finalidad de la historia.
Basándose en
la crítica de la razón por la razón tendente a determinar su naturaleza y sus
límites, Kant distinguió dos conceptos de filosofía: el concepto mundano y el concepto académico de
filosofía.
Desde el
punto de vista del concepto mundano de
la filosofía, ésta se define como la “ciencia de la relación de todos los conocimientos
a los fines esenciales de la razón humana. En su concepción mundana a la
filosofía le corresponde responder a las siguientes preguntas:
1.- ¿ Qué puedo conocer?, es decir,
responder a la pregunta por los principios sobre los que se basa el
conocimiento de la naturaleza y por los límites de dicho conocimiento.
2.-¿ Qué debo hacer?, es decir, establecer
y justificar racionalmente los principios de la acción humana y las condiciones
de la libertad.
3.- ¿Qué me cabe esperar?, es decir,
proyectar el destino último del hombre, así como las condiciones y
posibilidades de su realización histórica.
A la primera
pregunta debe responder la metafísica,
entendida ésta en su sentido kantiano, como ciencia de las condiciones a priori y trascendentales del conocimiento y
no en el sentido que le atribuían los escolásticos medievales y los filósofos
racionalistas modernos, quienes la concebían como el conocimiento racional y a priori de la totalidad de la realidad: Alma,
Mundo y Dios.
A la segunda pregunta debe responder la ética y a la tercera la religión. Pero estas tres preguntas y las disciplinas
que las deben responder no están aisladas, sino interconectadas y relacionadas
con los fines primordiales de la razón, por lo que se resuelven en una cuarta
pregunta ¿Qué es el hombre?
Pero la
filosofía, según Kant, no puede contentarse con relacionar todos los
conocimientos del hombre con los fines últimos de la humanidad, tarea que
concierne a la filosofía en su sentido mundano, sino que ha de ocuparse de la
interrelación y de la unidad interna de dichos conocimientos para construir con
ellos un sistema. Esa es la tarea de la filosofía en su sentido académico.
3.-KANT ANTE EL RACIONALISMO Y EL EMPIRISMO
Kant fue influído por las dos grandes
corrientes de la filosofía moderna: el racionalismo y el empirismo, como se ve
en el texto con el que comienza la Introducción de la Crítica de la Razón Pura , donde se
dice:
“No se puede dudar que
todos nuestros conocimientos comienzan con la experiencia, porque, en efecto,
¿Cómo habría de ejercitarse la facultad de conocer, si no fuera por los objetos
que, excitando nuestros sentidos de una parte, producen por sí mismos
representaciones, y de otra, impulsan nuestra inteligencia a compararlas entre
sí, enlazarlas o separarlas y de esta suerte componer la materia informe de las
impresiones sensibles para formar ese conocimiento de las cosas que se llama
experiencia? En el tiempo, pues, ninguno de nuestros conocimientos precede a la
experiencia, y todos comienzan con ella.
Pero si es verdad que todos nuestros
conocimientos comienzan con la experiencia, todos, sin embargo, no proceden de
ella, pues bien podría suceder que nuestro conocimiento empírico fuera una
composición de lo que recibimos por las impresiones y de lo que aplicamos por
nuestra propia facultad de conocer (simplemente excitada por la impresión
sensible), y que no podamos distinguir este hecho hasta que una larga práctica
nos habilite para separar esos dos elementos” Kant. Crítica de la Razón Pura.
Kant comienza
dando la razón al empirismo, para el que todos nuestros conocimientos comienzan
con la experiencia y no hay ninguno anterior a ella. Recordemos que para Hume
el conocimiento se basa en la experiencia, que es de dos tipos: la experiencia externa,
basada en la sensación y la experiencia interna, basada en la reflexión. La
experiencia externa, nos dice Kant siguiendo a Hume, es producida por los
objetos que afectan a nuestros sentidos y aporta a nuestra mente, por una parte, un conjunto de
“representaciones”, de “impresiones sensibles”, que constituyen la materia informe del conocimiento y por
otra, incita a nuestra inteligencia a realizar una serie de actividades:
“compararlas”, “enlazarlas”, “separarlas”, actividades que dan forma, organizan y estructuran dicha
materia del conocimiento, constituida por “representaciones o impresiones. Como
Hume, también Kant considera que la sensibilidad
es pasiva y se limita a recibir
impresiones, procedentes de de los objetos que afectan a nuestros sentidos, mientras que entendimiento es activo,
consistiendo su actividad en separar,
combinar y comparar las impresiones y las ideas procedentes de la
sensibilidad. En el tiempo, nos dice Kant, todos nuestros conocimientos
comienzan con la experiencia y ninguno de ellos la preceden.
Pero Kant
añade que aunque todos nuestros conocimientos comienzan con la experiencia, no
todos proceden de ella, sino que hay también una serie de conocimientos
independientes de la experiencia y no derivados de ella. A estos conocimientos
los llama Kant a priori, para distinguirlos de los
derivados de la experiencia, a los que llama a posteriori. Estos
elementos a priori, independientes de la experiencia, constituyen la forma mediante la que el sujeto estructura, organiza, unifica y constituye la
materia del conocimiento. Con ello
da Kant la razón a los racionalistas, que mantuvieron la existencia de ideas
innatas.
Influido
por los racionalistas y los empiristas,
Kant concibe que el conocimiento al que llamamos experiencia es una síntesis
de dos elementos: las impresiones
sensibles, aportadas por la experiencia, que son a posteriori y constituyen la materia
del conocimiento y la forma que
aporta el sujeto que recibe las impresiones sensibles. Esa forma aportada por el sujeto es a priori, independiente de la experiencia, y permite ordenar
espacio-temporalmente las impresiones y comprenderlas mediante la aplicación de
una serie de conceptos o categorías puros del entendimiento, como los conceptos
de sustancia, realidad, necesidad, existencia, causa-efecto etc.
Kant atribuye a la Crítica de la Razón Pura , es decir,
al uso crítico de la razón, la tarea de distinguir
y separar esos dos elementos que
constituyen el conocimiento al que llamamos experiencia: la materia del conocimiento, que es a posteriori y la forma del conocimiento, que es a
priori, es decir, independiente de la experiencia.
Kant, pues,
discrepa de los empirista al admitir que no todos los conocimientos proceden de
la experiencia y que hay algunos que son a priori, pero discrepa también de los
racionalistas que pretendían conocer la totalidad de la realidad mediante los
conceptos a priori. En efecto, Descartes y los racionalistas creían que partiendo
de conceptos a priori como sustancia, causa, existencia, necesidad etc…el
entendimiento podía formular juicios y razonamientos mediante los que se podía
llegar a conocer racionalmente una serie de realidades suprasensibles y
metafísicas como el Alma, Dios y el Mundo y constituir una ciencia de ellos: la
metafísica, que concebía a Dios como una sustancia espiritual, infinita,
realmente existente, necesaria y causa incausada de la existencia del alma y
del mundo y al alma como una sustancia espiritual finita, inmortal etc…
Influido por Hume, Kant concluyó que: 1)
el entendimiento humano usa dichos conceptos a priori, no derivados de la
experiencia, (sustancia, realidad, existencia, causa) para ordenar, unificar y
comprender la materia del conocimiento, es decir, las impresiones sensibles y
2) que dichas conceptos no pueden ser
legítimamente utilizados para referirse a algo de lo que no tenemos experiencia
sensible, como esas realidades suprasensibles y
metafísicas que son al Alma,
el Mundo y Dios, que constituían los objetos de las tres partes en la que el
filósofo racionalista C. Wolff dividía la Metafísica
especial: Psicología racional, Cosmología racional y Teología racional
4.- LAS TRES FACULTADES DEL HOMBRE:
SENSIBILIDAD, ENTENDIMIENTO Y RAZÓN.
“Si llamamos sensibilidad a la capacidad que
tiene nuestro espíritu de recibir representaciones (receptividad) en tanto que
es afectada de una manera cualquiera, por el contrario, se llamará
entendimiento la facultad que tenemos de producir nosotros mismos
representaciones o la espontaneidad del conocimiento. Por la índole de nuestra
naturaleza, la intuición no puede ser más que sensible, de tal suerte, que sólo
contiene la manera como somos afectados por los objetos. El entendimiento, al
contrario, es la facultad de pensar el objeto de la intuición sensible. Ninguna
de estas propiedades es preferible a la otra. Sin sensibilidad, no nos serían
dados los objetos, y sin el entendimiento, ninguno sería pensado. Pensamientos
sin contenido son vacíos; intuiciones sin concepto, son ciegas. De aquí, que
sea tan importante y necesario sensibilizar los conceptos (es decir, darles un
objeto en la intuición), como hacer inteligibles las intuiciones (someterlas a
conceptos). Estas dos facultades o capacidades no pueden trocar sus funciones.
El entendimiento no puede percibir y los sentidos no pueden pensar cosa alguna.
Solamente cuando se unen, resulta el conocimiento. Lejos de confundir sus
funciones, importa separarlas y distinguirlas cuidadosamente. En semejante
distinción, se halla la base para distinguir también la ciencia de las reglas
de la sensibilidad en general, es decir, la estética, de la ciencia de las
reglas del entendimiento en general, es decir, la lógica.” Kant. Crítica de
la Razón Pura.
Kant
distingue tres facultades cognoscitivas humanas: la sensibilidad, el
entendimiento y la razón.
4.a.- La sensibilidad (Sinnlichkeit) es la capacidad pasiva de la mente de
recibir representaciones sensibles al ser afectados los sentidos por los
objetos del mundo. Como ya sostuvo el empirismo, se pueden distinguir dos tipos
de sensibilidad: la sensibilidad externa,
que tiene su base en la sensación,
por la que nos representamos los objetos en el espacio y en el tiempo y la sensibilidad interna, por la que intuimos nuestros propios estados psíquicos en
el tiempo. Pero, según Kant, espacio
y tiempo no son propiedades de las
cosas en sí mismas, ni de sus relaciones mutuas. Espacio y tiempo no nos son dados mediante la
sensibilidad, ni son conceptos derivados de la abstracción. Son condiciones a
priori, independientes de la experiencia y trascendentales, es decir, conocimientos que posee la mente,
anteriores a todo conocimiento y que son
la condición necesaria de todos los conocimientos dotados de un carácter universal
y necesario. Espacio y tiempo no son propiedades de las cosas en sí mismas,
sino de los fenómenos que percibimos sensorialmente.
En el
conocimiento sensible se distingue una materia,
las impresiones sensibles, de sensación o de reflexión, que es a posteriori y
una forma, aportada por la mente y
por tanto, a priori, que, en el plano de la sensibilidad está constituida por el espacio y tiempo, formas a priori de la
sensibilidad e intuiciones puras y en el plano del entendimiento está
constituida por las categorías o conceptos puros del entendimiento. Las
intuiciones sensibles pueden ser puras,
si no contienen sensación alguna y contiene sólo la forma por la que es
percibida alguna cosa, como el espacio y
el tiempo o empíricas, que nos
proporcionan un conjunto de impresiones.
4.b.- El entendimiento (Verstand) es la capacidad de juzgar. Permite a los humanos pensar y comprender los objetos
percibidos aplicándoles conceptos o
representaciones que nuestro entendimiento produce espontáneamente. El
entendimiento piensa y comprende lo percibido mediante juicios en los que
incluye lo percibido, lo intuido en el espacio y en el tiempo, en un concepto
general, como cuando formulamos el juicio: “Esto es una flor”. Conocemos las
cosas percibidas cuando nuestro entendimiento formula un juicio en el que se
dice qué es lo percibido, cosa que hace aplicando a lo percibido un concepto.
Los conceptos son de dos clases: empíricos, si de derivan de la
experiencia por abstracción, como el concepto de flor o de naranja y puros, si no se derivan de la
experiencia, sino que los produce espontáneamente el entendimiento para
comprender lo percibido.
La intuición
sólo puede ser sensible y sólo contiene la forma en que nos afectan los objetos,
es decir, sólo nos hace conocer los fenómenos. El entendimiento, es la facultad de pensar lo intuido, el
fenómeno. Tanto la sensibilidad como el entendimiento son necesarios para
construir el conocimiento. Sin sensibilidad, sin el conocimiento sensible, no
nos serían dados los objetos. Sin entendimiento, no los podríamos pensar ni
comprender:”Pensamientos sin intuiciones
son vacíos; intuiciones sin conceptos son ciegas”. Por ello, hay que
sensibilizar los conceptos, llenarlos de un contenido empírico y hacer
inteligibles las intuiciones, aplicándoles un concepto. El conocimiento empírico es, pues, una síntesis de intuición y concepto, de lo dado en la experiencia
sensible y de lo puesto o aportado por el sujeto.
“En todos los juicios en donde se piensa la
relación de un sujeto con un predicado (refiriéndose sólo a los afirmativos,
pues la aplicación a los negativos es luego fácil), es esa relación posible de
dos maneras: O bien el predicado B pertenece al sujeto A como algo contenido
(ocultamente en ese concepto A; o bien, B está enteramente fuera del concepto
A, si bien en enlace con el mismo. En el primer caso llama juicio analítico, en
el otros sintético: Los juicios analíticos (los afirmativos) son pues aquéllos
en los cuales el enlace del predicado con el sujeto es pensado mediante
identidad. Aquellos, empero, en que este enlace es pensado sin identidad, deben
llamarse juicios sintéticos. Los primeros pudieran también llamarse juicios de explicación, los segundos juicios de ampliación, porque aquellos no
añaden nada con el predicado al concepto del sujeto, sino que lo dividen tan
sólo, por medio del análisis en sus conceptos partes, pensados ya aunque confusamente) en él; los últimos en
cambio añaden al concepto del sujeto un predicado que no estaba pensado en él y
no hubiera podido sacarse por análisis alguno. Por ejemplo, si yo digo: todos
los cuerpos son extensos, es éste un juicio analítico. Pues no he de salir
fuera del concepto que uno al cuerpo, para hallar la extensión como enlazada
con él, sino que tan sólo tengo que analizar aquél concepto, es decir, tomar
conciencia de la multiplicidad que siempre pienso en él, para encontrar en esa
multiplicidad dicho predicado; es pues un juicio analítico. En cambio, si yo
digo: todos los cuerpos son pesados, entonces el predicado es algo enteramente
distinto de lo que pienso en el mero concepto de un cuerpo en general. La
adición de un predicado semejante da pues un juicio sintético.”Kant. C.R.Pura.
Hay, según
Kant, dos clases de juicios: los analíticos y los sintéticos.
Los juicios analíticos son aquéllos en los
que el predicado (B) está implícitamente contenido en el sujeto (A). Kant los
llama juicios explicativos, pues
quien los formula explica en el predicado B lo que ya está implícitamente
contenido en A y también juicios de
identidad, porque A y B son idénticos. Actualmente se llaman tautológicos. Un ejemplo de juicio
analíticos es el siguiente: “Todos los cuerpos son extensos”. Los juicios
analíticos no son extensivos, no
aumentan nuestro conocimiento del sujeto, porque el predicado está implícito en
el sujeto, pero son universales y necesarios.
Los juicios sintéticos son aquéllos en los
que el predicado no se encuentra implícitamente contenido en el sujeto, sino
que añaden al sujeto alguna nota nueva, no pensada en él. Kant los llama juicios sin identidad, porque el
predicado contiene algo nuevo, no contenido en el sujeto y de ampliación o extensivos, porque aumentan el
conocimiento del sujeto. Ej: “Todos los cuerpos son pesados”.
Los juicios sintéticos son, a su vez, de
dos clases: sintéticos a priori y sintéticos a posteriori.
Los juicios sintéticos a posteriori son
aquéllos en los que el predicado no está incluido en el sujeto, sino que añaden
algo nuevo al concepto del sujeto del juicio. En los juicios sintéticos a
posteriori, el fundamento de la síntesis entre el sujeto y el predicado es la
experiencia empírica, que nos hace conocer las cualidades de los objetos. Por
ser sintéticos, son extensivos, es decir, aumentan el
conocimiento que tenemos de los objetos, pero por ser a posteriori, no pueden ser universales
y necesarios, pues como demostró
David Hume, todo juicio basado en la experiencia es meramente probable y contingente,
Los juicios sintéticos a priori son juicios
en los que el predicado B no está incluido en el concepto de sujeto A. B añade
algo nuevo, no incluido en el concepto del sujeto A. Se caracterizan
porque el entendimiento conoce la
síntesis o unión entre A y B, el sujeto y el predicado, independientemente de
la experiencia. Kant considera que este tipo de juicios son los ideales de la
ciencia, pues al ser sintéticos, son
extensivos, es decir, aumentan el
conocimiento que tenemos del sujeto del juicio y en consecuencia, hacen
progresar la ciencia, pero por ser a
priori, independientes de la experiencia, son universales y necesarios,
cosa que no ocurriría si se basasen en la experiencia. Kant considera que los
juicios más importantes de las ciencias teóricas de la razón, de las matemáticas y de la física
newtoniana, contienen juicios
sintéticos a priori y se plantea la cuestión de si también los contiene la metafísica. Como ejemplos de juicios sintéticos a priori
en las matemáticas propone Kant los siguientes: “ 7 5 12” y “La línea recta es la
distancia más corta entre dos puntos”. El juicio “todo lo que ocurre tiene una
causa” sería un ejemplo de juicio sintético a priori de la física de Newton.
Si se compara la doctrina del juicio de
Kant con la de Leibniz y con la de Hume, podemos establecer la siguiente
correspondencia: Kant llama juicios analíticos a los juicios a los que Leibniz
llamó verdades de razón y Hume juicios expresivos de relaciones entre ideas y
sintéticos a posteriori a los que Leibniz llamaba verdades de hecho y Hume cuestiones
de hecho. La originalidad de Kant estriba en sostener la tesis de que existen
juicios sintéticos a priori, que por ser sintéticos son extensivos y aumentan
nuestro conocimiento y por ser a priori, son universales y necesarios y en que
los juicios principales de las ciencias teóricas de la razón, matemáticas y
lógica, son de este tipo, cosa en que no estaría de acuerdo ni Hume, ni los
neopositivistas lógicos del Círculo de Viena, ni los filósofos analíticos del
siglo XX.
4.c.-La razón
(Vernunft) es para Kant la capacidad de razonar, es decir, la capacidad de
enlazar unos juicios con otros y formar razonamientos,
en los que, a partir de unas premisas, se llega a una conclusión necesaria. Es
también la “facultad de la suprema
unificación del conocimiento”, que permite al hombre remontarse de causa en
causa, de condición en condición hasta la causa
incausada. Del funcionamiento de la razón metafísica tenemos ejemplos en la
dialéctica ascendente platónica, que se remonta desde las ideas menos generales
hasta la Idea de
Bien, en Aristóteles cuando remontándose de causa en causa accede hasta el
Motor Inmóvil, causa incausada del movimiento
de los seres físicos y en Sto Tomás cuando demuestra la existencia de
Dios mediante las cinco vías.
El conocimiento humano, pues, comienza con
la sensibilidad, que ordena espacio-temporalmente la multiplicidad de
impresiones, continúa con el entendimiento, que piensa, comprende y unifica los
fenómenos mediante conceptos y juicios y culmina en la razón, que unifica
sistemáticamente todos los conocimientos del entendimiento.
5.- LA DOCTRINA DE LA CIENCIA : LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
Kant intenta
responder a la pregunta ¿Qué puedo conocer? en la Crítica de la Razón Pura , obra en la
que además de preguntarse ¿cómo es
posible la ciencia?: las matemáticas
y la física de Newton, se pregunta
también si es posible la metafísica,
entendida al modo racionalista, es decir, como conocimiento científico que,
basándose en la intuición intelectual y en la deducción racional, pretende
conocer la totalidad de la realidad: el Alma, el Mundo y Dios.
Kant da por sentado que las Matemáticas y la Física son posibles como
ciencia, pues la primera se constituyó ya con Tales en la antigua Grecia y la
física matemática moderna con Galileo, por ello se pregunta si es posible la
metafísica como ciencia, pues mientras que las ciencias progresan
ininterrumpidamente y hay acuerdo entre los científicos, el más espantoso
desacuerdo reina entre los metafísicos, que, además, siguen discutiendo las
mismas cuestiones desde Platón, sin avanzar un paso.
Ahora bien,
preguntarse si es posible la metafísica como ciencia, presupone responder a una
pregunta previa a saber, ¿Cómo es posible la ciencia?. Kant responde a esta
pregunta de la manera siguiente: toda ciencia se puede reducir a un conjunto de
juicios sobre un tipo de objetos, por lo tanto, responder a la cuestión
relativa a la posibilidad de la ciencia, se resuelve en la pregunta siguiente:
¿ cómo son posibles los juicios de la ciencia?. Pero sabemos que los juicios de
la ciencia son o bien analíticos o bien sintéticos a posteriori o bien
sintéticos a priori. Pero como los juicios que hacen avanzar a la ciencia, por
ser extensivos y universales y necesarios, son los juicios sintéticos a priori,
habrá que preguntarse cómo son posibles los juicios sintéticos a priori y si
son posibles los juicios sintéticos a priori en la Metafísica.
En la Estética trascendental, definida por Kant como
la ciencia de todos los principios a priori de la sensibilidad, estudia Kant la
sensibilidad, las condiciones que
hacen posible el conocimiento sensible y cuáles son las condiciones que
posibilitan los juicios sintéticos a priori en la Matemática.
En la Analítica Trascendental , estudia Kant el entendimiento,
los conceptos y principios del entendimiento, así como las condiciones que
hacen posible los juicios sintéticos a priori en la Física
En la Dialéctica trascendental, analiza Kant la razón humana, las Ideas a priori de la Razón , a la vez que se ocupa de si la metafísica es
posible como ciencia, es decir, si son posibles los juicios sintéticos a priori
en la Metafísica.
a) La
Estética
trascendental de Kant analiza la sensibilidad,
cuáles son las formas a priori de la
sensibilidad (espacio y tiempo), cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas y cómo es posible el
conocimiento sensible. Éste es posible porque el sujeto cognoscente aplica a la
materia del conocimiento (las impresiones) recibida a posteriori a través de
los sentidos, las formas a priori de
la sensibilidad o intuiciones puras del espacio
y del tiempo.
Espacio y tiempo son
formas, porque no son impresiones
sensibles particulares ( formas, colores, olores etc), que constituyen la
materia o el contenido del conocimiento
sensible, sino que son estructuras que permiten a la mente organizar y
estructurar la materia del conocimiento que son las impresiones. Esas
impresiones sensibles, que constituyen la materia o el contenido del
conocimiento, las percibimos en el
espacio y en el tiempo, lo que permite al sujeto ordenarlas
espacial y temporalmente.
Espacio y tiempo son a priori, independientes de la
experiencia y trascendentales, es decir, condiciones de posibilidad de la experiencia sensible. Sin ellas no se podría
constituir esa forma de conocimiento a la que llamamos experiencia.
Espacio y tiempo son formas a priori de
la sensibilidad externa, pues todos
los objetos sensibles los percibimos en el espacio o en el tiempo y si no, no
los percibimos. El tiempo, en cambio es la forma a priori de la sensibilidad interna, pues las impresiones de reflexión, nuestros
sentimientos, deseos etc los percibimos sólo en el tiempo, pero no en el
espacio.
Espacio y tiempo son intuiciones puras. Que espacio y tiempo son intuiciones significa para Kant que no son conceptos del
entendimiento derivados de la experiencia mediante la abstracción, pues no hay
múltiples espacios y tiempos a partir de los cuales el entendimiento hubiera
podido extraer el denominador común, como hace el entendimiento cuando
construye conceptos a posteriori, sino que hay sólo un espacio, aunque en él
podamos distinguir partes, que lo son del espacio y un solo tiempo, que fluye
sin cesar. Que son puras significa
que carecen de contenido empírico, que son como una especie de coordenadas que
nos permiten ubicar, registrar y enmarcar las impresiones
de sensación y de reflexión. Kant considera
al espacio y al tiempo condiciones
trascendentales de toda experiencia,
es decir, condiciones universales y necesarias de toda experiencia, sin
las cuales, ninguna experiencia de ningún objeto sería posible.
Kant explica
también en la
Estética Trascendental cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la Matemática. Según él, éstos son posibles porque
espacio y tiempo son intuiciones puras. Kant razona de la manera siguiente:
- La Geometría y la Aritmética se ocupan
respectivamente del espacio y del tiempo. La primera determina a priori las
propiedades del espacio. La aritmética se relaciona con el tiempo, pues la
serie numérica de la que se ocupa la
aritmética 1, 2, 3 ,n, se basa en la sucesión temporal: el 2 antes que el 3 y
después del 1 etc…. Por ello, el tiempo y su intuición pura es el fundamento de
la aritmética. Así, pues, las matemáticas pueden formular juicios sintéticos a
prori relativos al espacio y al tiempo porque espacio y tiempo son intuiciones
puras y a priori.
- Las matemáticas formulan juicios
sintéticos a priori acerca del espacio y el tiempo. Pero como todos los objetos
de nuestras experiencia los percibimos necesariamente en el espacio y en el
tiempo y si no, no los percibimos, entonces los juicios de las matemática,
sintéticos a priori, pueden aplicarse a todo objeto de nuestra experiencia, por
tanto también a los objetos físicos. Los juicios de la matemática son
sintéticos a priori, es decir, extensivos, pero universales y necesarios y se
basan en la intuición pura a priori del espacio y del tiempo.
b) La Analítica Trascendental analiza el entendimiento,
las categorías o conceptos puros del
entendimiento, que éste produce espontáneamente, la facultad
de juzgar, los principios del
entendimiento, es decir, las condiciones a priori del conocimiento
intelectual y la cuestión de cómo son
posibles los juicios sintéticos a priori en la Física de Newton.
b.1.- Analítica de los conceptos
Como vimos, Kant considera que pensamos,
comprendemos y explicamos lo que percibimos a través de los sentidos en el
espacio y en el tiempo mediante juicios, en los que el entendimiento subsume o
incluye un fenómeno u objeto en un concepto. Eso es lo que hacemos cuando
juzgamos que esto que percibimos aquí y ahora es un perro o un árbol.
El
entendimiento, al formular juicios, aplica a lo intuido en el espacio y en el
tiempo, a los fenómenos, dos clases de conceptos: los conceptos empíricos, que son a posteriori y los
conceptos puros o categorías.
Aquéllos se basan en la experiencia y se
construyen por abstracción. Éstos son independientes de la experiencia.
Kant sostiene que hay doce categorías o conceptos puros del entendimiento y
cree poder deducirlos. Su razonamiento es el siguiente: la función del
entendimiento es juzgar, formular juicios. El entendimiento formula juicios
aplicando conceptos a lo percibido, por tanto, habrá tantas clases de conceptos
puros del entendimiento o categorías, cuantas clases de juicios haya. Pero la
lógica clásica había clasificado los juicios en doce tipos. Kant llama deducción metafísica de las categorías
a la deducción de las categorías a partir de los diferentes tipos de juicios.
La lógica había
dividido los juicios de la siguiente forma: por su cantidad, los juicios son universales,
particulares y singulares, por
su cualidad, afirmativos, negativos e
indefinidos, por su relación, categóricos, hipotéticos y disyuntivos y por su modalidad, problemáticos, asertóricos y
apodícticos. Cada una de las citadas
clases de juicios es posible porque el entendimiento aplica los siguientes
conceptos puros: unidad, pluralidad y
totalidad para los juicios universales,
particulares y singulares, realidad,
negación y limitación para los juicios afirmativos,
negativos e indefinidos, sustancia,
causa y comunidad para los juicios categóricos,
hipotéticos y disyuntivos y posibilidad,
existencia y necesidad para los juicios de modalidad problemáticos, asertóricos y apodícticos respectivamente.
Las categorías
son condiciones trascendentales,
necesarias de nuestro conocimiento de los fenómenos. Sin ellas no sería
posible el conocimiento fenoménico. Kant llama deducción trascendental de las categorías a la exposición y
justificación de la función que desempeñan las categorías en el conocimiento de
los fenómenos. La función que desempeñan las categorías es la de la unificación
de la pluralidad de las representaciones dadas bajo una apercepción. El
fundamento de esa función unificadora es siempre el “yo pienso” que ha de poder acompañar a todas las representaciones.
Las categorías son vacías como las formas a
priori de la sensibilidad, espacio y tiempo, es decir, meros marcos vacíos,
recipientes, que han de llenarse con la materia de las impresiones y de los
fenómenos percibidos sensorialmente. Esto para Kant quiere decir que las
categorías sólo son fuentes de conocimiento cuando se aplican a los fenómenos
de los que hemos tenido experiencia, cosa que no ocurre, según Kant, en la Metafísica , que formula
juicios sobre realidades de las que no hemos tenido experiencia en el espacio y
en el tiempo, como el alma o Dios, aplicando así ilegítimamente las categorías
a los noúmenos, como cuando los metafísicos conciben a Dios como una sustancia
espiritual infinita, que existe necesariamente y que es causa incausada del
Cosmos y del Alma, sin tener previamente experiencia empírica de Él.
Los juicios sintéticos a priori en la
física. Ya hemos visto que el entendimiento conoce aplicando los conceptos
puros a los fenómenos, a lo dado en la experiencia y que las categorías sólo
tienen validez cuando son aplicados a los fenómenos, a lo dado en la
experiencia.
Kant concibe
la física como la ciencia de la naturaleza, entendiendo por “naturaleza” el
conjunto de todos los fenómenos (no de los noúmenos o cosas en sí mismas, que
nos son desconocidos) en cuanto están determinados por leyes generales. Y
distingue dos tipos de física:
1) La física experimental, cuyas leyes, como
ya decía Hume, son sólo leyes probables, ya que se basan en la experiencia.
2) La física
pura, que contiene los principios generales de la física experimental. Sólo
estos principios generales son juicios sintéticos a priori, es decir,
extensivos, universales y necesarios, mientras que los juicios de la física
experimental son sintéticos a posteriori.
Kant
considera, pues, que sólo podemos conocer la naturaleza, entendida como el
conjunto de todos los fenómenos, aplicándoles las categorías puras del
entendimiento. Así, concebimos que, si se produce un cambio de cualidades
accidentales en una cosa, que de estar fría pasa a estar caliente, dicho cambio
es una modificación accidental que acontece en una sustancia, que sin embargo,
permanece siendo la misma, o si observamos que un suceso sigue siempre a otro,
entendemos que el primero es la causa del segundo.
Las leyes o
principios de la física pura coinciden con los presupuestos fundamentales de la
física de Newton.
b.2.- Analítica de los principios,
El
conocimiento de los fenómenos intuidos en el espacio y el tiempo presupone que
nuestra mente formule un juicio. Este juicio aplica un concepto a lo intuido e
implica la capacidad de juzgar. Pero para que haya juicio es preciso que haya
alguien que juzgue. El concepto, que ya es síntesis, supone una unidad más alta
a la que Kant llama apercepción
trascendental, que es la unidad del “yo
pienso”. Esta unidad del pensamiento acompaña y ”debe poder acompañar a todas mis representaciones”. Todas las
representaciones son necesariamente representaciones de un sujeto, del sujeto trascendental o yo trascendental.
Ahora, bien, este yo trascendental
no es idéntico a ningún contenido empírico de la conciencia, pues todo
contenido empírico del yo, habría de darse necesariamente en el espacio y en el
tiempo y podemos decir de él que es mío. Por tanto, ese yo trascendental, que
posee los contenidos de conciencia que tengo aquí y ahora, es idéntico al yo
trascendental que poseía ayer otros contenidos de conciencia. Ese yo
trascendental, común a todos los hombres, es la condición necesaria de todo
pensamiento, de todo juicio y de todo
conocimiento objetivo.
Ahora bien,
si juzgar es la tarea del entendimiento y esta se efectúa aplicando una
categoría a una intuición empírica y entre
las categorías del entendimiento y la intuición sensible hay una
heterogeneidad absoluta, es necesario
que entre ellas intervenga un elemento mediador. A este elemento
mediador lo llama Kant el esquema
trascendental, que es un procedimiento a priori gracias al cual la imaginación aplica un concepto a las
imágenes que conserva, imágenes que son los residuos de la intuición empírica.
El esquema trascendental es, pues, una especie de estructura del conocimiento
que sirve de puente entre las categorías y las impresiones sensibles. Lo que
caracteriza a esta oscura actividad de la imaginación es su carácter temporal, pues
se despliega en el tiempo.
En la Analítica de los
principios, doctrina de la facultad del juzgar, Kant examina los elementos que
enlazan los conceptos con las intuiciones. La pluralidad de las intuiciones
tiene que ser subsumida bajo conceptos generales. A esta capacidad la llama
Kant juicio Y esto se realiza en primer lugar en el esquematismo Kant atribuye a
cada una de las categorías, vacías en sí mismas, un esquema que las relaciona
con la intuición.
El nexo
entre la intuición y las categorías es el tiempo,
forma a priori de la sensibilidad externa e interna y base de toda la
experiencia. Los esquemas de cada una de las categorías son:
-La cantidad
tiene como base el contar y con ello la sucesión
temporal.
- La
cualidad consiste en el hecho de llenar
el tiempo y en qué grado, desde lo real hasta lo no real.
- El lazo de
las percepciones de la relación se determina por los modos del tiempo (permanencia, simulta-
deidad.
- La
modalidad resulta del tiempo mismo: si algo existe alguna vez, entonces es
posible; si existe una sola
vez, es
real y si existe siempre, entonces es necesario.
De aquí se
sigue el sistema de los principios.
Los principios indican bajo qué condiciones es posible la experiencia y, por
consiguiente, son las leyes superiores de la “naturaleza”. Contienen las bases
para todos los otros juicios y son por tanto presupuestos a priori de la
experiencia científica.
Estos
principios son los siguientes:
- Axiomas de la intuición, cuyo principio
es la magnitud extensiva: todo objeto de nuestra experiencia tiene que ser una
magnitud cuantitativa en el espacio y en el tiempo. Siempre es un agregado,
esto es, un todo compuesto de partes.
- Anticipación de la percepción, : todo
objeto de la experiencia posible tiene que poseer una magnitud intensiva, es
decir, un grado de influencia sobre el sentido.
- Analogías de experiencia: fundan la
forzosa conexión de las manifestaciones fenoménicas en la experiencia. Contiene
tres principios:
1º La permanencia de la sustancia. La permanencia es necesaria como sustrato en
el cual aparece el tiempo y con él se posibilita también la sucesión y la
simultaneidad.
2º Las
modificaciones a lo largo del tiempo son posibles en la sustancia, aunque ésta
no da cuenta enteramente de ellas, sólo el principio de causalidad explica su
necesidad.
3º Cuando
las cosas son simultáneas entonces están sometidas al principio de acción
recíproca
- Los postulados del pensar empírico en
general:
1º Lo que
concuerda con las condiciones formales de la experiencia es posible.
2º Lo que se
haya en interdependencia con las condiciones materiales de la experiencia ( de
la sensación),
es real.
3º Aquello
cuya interdependencia con lo real se haya determinado según condiciones
universales de la
experiencia es necesario.
Con estos
principios se delimita el espacio de toda experiencia objetiva posible. Sólo
puede ser objeto o “naturaleza”, lo que está formado según los principios a
priori de la sensibilidad y del entendimiento puro, puesto que sólo si se
aplican esos principios nos puede ser dado algo en la unidad sintética de la
pluralidad. Pero entonces, el mundo del que tenemos experiencia no es el mundo
de los noúmenos o cosas en sí, sino el mundo de los fenómenos:
Los
principales juicios de la
Física teórica son juicios sintéticos a priori. Estos son posibles porque el
entendimiento aplica a los fenómenos intuidos en el espacio y en el tiempo las
categorías del entendimiento, es decir, conceptos como sustancia y causalidad.
La categoría
de sustancia, aplicada a la materia
del fenómeno, a la multiplicidad de impresiones de sensación que nos es dada a
posteriori a través de los sentidos, nos permite interpretarla como impresiones
correspondientes a las cualidades de cosas o sustancias que permanecen pese a
sus cambios accidentales.
La categoría
de causa-efecto aplicada a los
fenómenos percibidos en el espacio y en el tiempo nos permite establecer entre
ellos relaciones caracterizadas por la universalidad y la necesidad. Por ello,
puede considerar Kant que el principio
de causalidad, que establece que “toda cosa tiene una causa”, es un juicio sintético a priori, es decir,
extensivo, pero universal y necesario, porque en el concepto de cosa no está
comprendida la noción de causa, pero a la vez es universal y necesario por ser
a priori, a diferencia de Hume, para el que toda relación de causalidad, por
basarse en la experiencia, no podía ser más que sintético a posteriori, es
decir, extensivo, pero no estrictamente universal, ni necesario, sino meramente
contingente.
b.3.- El idealismo trascendental: noúmeno y
fenómeno
“ Sin embargo, se halla ya en nuestro concepto
que denominemos entes de los sentidos (phaenomena) ciertos objetos a título de
fenómenos, distinguiendo el modo como los intuimos de su constitución en sí, de
suerte que, por esa última constitución, aunque no la contemplemos en ellos,
los opongamos a aquéllos por decirlo así, ellos o también otras cosas posibles
que no sean objeto de nuestros sentidos, como objetos sólo pensados por el
entendimiento y los denominemos entes del entendimiento (noumena). Ahora bien,
se pregunta ¿ acaso nuestros conceptos puros del entendimiento no pueden tener
una significación respecto de estos últimos y ser una especie de conocimientos
de los mismos?. Pero ya desde el primer momento se hace patente aquí una
ambigüedad que puede provocar un grave equívoco: que, como el entendimiento,
cuando en cierta relación denomina mero phaenomenon a un objeto, al mismo
tiempo, fuera de esa relación, se hace todavía una representación de un objeto
en sí y se imagina por consiguiente que puede hacerse conceptos de semejante
objeto, y, como el entendimiento no proporciona otros que las categorías, el
objeto, en la última significación, debe por lo menos poder ser pensado, pero
con ello el entendimiento es desencaminado a tener por concepto determinado de
un ente que de algún modo pudiéramos conocer por el entendimiento el concepto
totalmente indeterminado de un ente del entendimiento, como un algo que está
fuera de nuestra sensibilidad.
Si por noumenon entendemos una cosa que no
sea objeto de nuestra intuición sensible haciendo abstracción de nuestro modo
de intuirla, es un noumenon en su sentido negativo. Pero si entendemos por tal
un objeto de una intuición no sensible, suponemos una especie particular de
intuición, a saber: la intuición intelectual, que no es empero la nuestra, de
la cual no podemos comprender tampoco la posibilidad y ese sería el noumenon en
sentido positivo” Kant. C. R. Pura.
Kant
distingue en la Analítica
entre fenómeno y noúmeno. El fenómeno es el objeto indeterminado de una intuición
empírica. En el fenómeno distingue Kant una materia, constituida por una
multiplicidad de impresiones, dada a posteriori, y una forma,
en virtud de la cual se ordenan dichas impresiones, que es a priori y está constituida
por el espacio y el tiempo. Los fenómenos son los objetos que percibimos en el
espacio y en el tiempo a través de los sentidos ( las sombras y siluetas de la
pantalla para continuar con nuestra metáfora), que nuestro entendimiento puede
conocer mediante los conceptos, sean estos a posteriori o a priori. El noúmeno o cosa en sí, es la realidad de
la que no podemos tener experiencia en el espacio y en el tiempo a través de la
sensibilidad, corresponde a la realidad oculta por la pantalla, que suponemos
ha de existir para explicar las sombras que aparecen en la pantalla, pero de la
que no tenemos experiencia.. El noúmeno, o cosa en sí, es, pues, para nosotros,
totalmente desconocido. Kant distingue dos sentidos del término noúmeno: el
negativo y el positivo. Noúmeno en su sentido negativo se refiere a una
realidad que no puede ser objeto de una intuición sensible. Noúmeno en su
sentido positivo significa un objeto que podría ser objeto de una intuición
intelectual. Pero como el hombre carece de ella, el noúmeno o cosa en sí es
totalmente desconocido para él.
La filosofía
kantiana se califica como idealismo
trascendental, expresión que significa que el espacio y el tiempo y las
categorías no son propiedades o rasgos reales de las cosas en sí mismas, sino
condiciones de posibilidad necesarias de nuestro conocimiento de los fenómenos.
c) La Dialéctica Trascendental
de la
Crítica
de la Razón Pura ,
analiza la Razón
humana, el papel de las Ideas de la
Razón y si es posible la Metafísica como
ciencia.
Si a través de la sensibilidad, pasiva y
receptiva, nos son dados los fenómenos y a través del entendimiento podemos
pensarlos y comprenderlos aplicándoles las categorías y formulando juicios, la Razón es la capacidad de
razonar, es decir, de extraer deductivamente unas conclusiones a partir de unas
premisas.
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